Asomada a la actualidad que los medios de comunicación nos
construyen día a día, no puedo por menos que pensar que nuestro presente, al
igual que el pasado siglo XX, sigue siendo «orwelliano»[i].
Leo con preocupación, y porque no decirlo, cierto sonrojo,
que en Argentina[ii] se ha creado el puesto de secretario de Coordinación Estratégica para el
Pensamiento Nacional.
Al frente de tan “pomposo” cargo está el filósofo, afín al kirchnerismo,
Ricardo Forster.
Se pretende al parecer diseñar el pensamiento nacional
según los intereses de la ideología del gobierno; es decir, se trata de imponer
desde el poder la forma en que deben mirar el mundo sus ciudadanos o súbditos,
ya que se les niega el derecho fundamental de pensar por sí mismos. Esto es
precisamente lo que hacen los totalitarismos: elegir una mirada e implantarla.
Otro acontecimiento «orwelliano» ha sido la supresión de las imágenes, testimonios e incluso el propio año 1989 de la principal Enciclopedia de China, por obra y gracia de los líderes “comunistas”, preocupados, 25 años después de la matanza de civiles en la plaza de Tiananmen[iii], por la posibilidad de que se conmemore, lo que la inmensa mayoría de los jóvenes ignora en la actualidad, la existencia de las protestas sociales para abrir vías de democratización en el país en dicho año que culminaron en una represión cruenta que ocasionó un gran número de víctimas.
En esta instrumentalización del pasado que vivimos día a día
en nuestro país, a propósito de las ideologías nacionalistas que
gobiernan interpretando la historia según sus intereses de poder, recordamos la
caracterización que hacia Georges Orwell de los nacionalistas como esa
indiferencia a la realidad que les lleva a interpretarla según sus intereses
hasta el punto de convertirse en una obsesión pues « en la medida de lo
posible, ningún nacionalista piensa, habla o escribe jamás sobre nada que no
sea la superioridad de su propia unidad de poder. Es difícil, si no imposible,
para cualquier nacionalista ocultar su fidelidad (…) El discreto elogio de una
organización rival le llena de una ansiedad que solo puede aliviar mediante una
áspera réplica»[iv] ¿Nos recuerda a algo?
Otra caracterización «orwelliana» de nuestra sociedad es la omnipresente
distracción de lo importante frente a lo anecdótico. Pensemos en el Mundial de
fútbol y la continua propaganda en los medios con la “Roja,” o todas las
noticias que tienen que ver con los distintos equipos, de cuyos jugadores,
conocemos sus novias, sus aficiones, sus dolencias, pero no sus verdaderos
salarios ni donde lo tributan. En fin, que somos capaces de llorar porque
desciende nuestro equipo de fútbol de división pero no lamentamos, en igual
medida, los recortes en Sanidad y Educación, pongamos por caso.
Hay muchos más ejemplos pero es probable que tú quieras coger
el testigo y continuar esta propuesta.
[i] Como
ya sabéis este adjetivo se utiliza habitualmente para referirse a la sociedad ficticia
e indeseable (distópica) que caracteriza la ideología del universo
totalitarista reflejado magistralmente en sus novelas y escritos por el
escritor y periodista británico Eric
Arthur Blair que conocemos bajo el seudónimo de Georges
Orwell (1903-1950).
[ii] Cristina Kirchner ordena el Pensamiento Nacional
http://abcblogs.abc.es/eltalondeamerica/2014/06/05/cristina-kirchner-ordena-el-pensamiento-nacional/
[iii] El régimen chino fuerza la amnesia sobre Tiananmen
http://internacional.elpais.com/internacional/2014/06/03/actualidad/1401776160_306349.html
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