Con
frecuencia nos preguntamos sobre las realidades, o lo que consideramos que lo
son. Muchas veces ignoramos afirmaciones populares o mayoritarias sólo por el
simple pensamiento “Si la mayoría piensa eso por algo será”. Nadie se para a
pensar cosas que consideramos, o más bien, la sociedad considera “obvias”. Pero…¿realmente
hay algo evidente?
La película 12 hombres sin piedad refleja
perfectamente este comportamiento. Todo parece evidente, obvio,
indiscutible…hasta que alguien se para a pensarlo. Pensar las cosas que sabemos
con seguridad y establecer el ámbito de la duda razonable. Crear una distancia
entre las ideas y valores que tenemos. Distanciarnos de lo que creemos saber
para poder cuestionarlo. Todo esto que parece muy fácil, pero que en la
práctica, tomando de ejemplo la película, sólo una persona es capaz de hacer
primeramente.
A menudo nos
agarran las emociones, los prejuicios, las vivencias personales…, y todo lo que
va ligado a ellas es difícil cambiarlo. Condiciona nuestra observación y
comprensión del mundo. Nos cuesta mucho cambiar de opinión en algo en lo que nos
sentimos identificados, o entender a alguien cuya postura es contraria a la
nuestra. Esto es representado perfectamente por el personaje cuyo hijo le
abandonó, incapaz de aprender y conocer realmente por culpa de sus experiencias
pasadas.
En mi
opinión, la emoción no debería jugar un papel en la evolución de las
afirmaciones del conocimiento, ya que de esta manera tenemos una actitud
diferente de ver las cosas, más objetiva y precisa, y es más fácil comprender
otros puntos de vista u otras opciones.
Por otra
parte, el diálogo también juega un papel muy importante en la justicia: una
opinión es sólo una opinión y nunca descansa la verdad. Es la mejor manera de
intercambiar experiencias y opiniones, valiéndonos del argumento y el
contra-argumento. Esto se refleja muy bien en la película, cuando, gracias al
único voto a favor de la inocencia del joven, se establece un diálogo entre los
personajes en el que cada uno argumenta sobre su opinión, se escuchan, y,
al final, gracias a la comprensión llegaron a un acuerdo.
En conclusión,
nuestra opinión sobre el mundo tiene unas consecuencias, y somos responsables
de analizar nuestros propios planteamientos, conocer nuestros prejuicios,
emociones e intereses, y poder desvincularse de ellos.
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