domingo, 28 de septiembre de 2014

¿Nos afectan las emociones a la hora de actuar?

Tristeza, felicidad, rabia, euforia, impotencia. Seguramente ustedes hayan sido víctima de estas sensaciones, sensaciones que modifican nuestra manera de actuar ante un estímulo. Nuestras hormonas se alteran produciendo una inestabilidad emocional que provoca una pérdida parcial de nuestro raciocinio, lo que conlleva a decir o hacer cosas por impulso, sin pensar en las consecuencias. Son innumerables las ocasiones en las que nuestras emociones evocan en locuras, actos vergonzosos, instantes en los que nuestra capacidad para pensar se encuentra sedada. No necesitan hacer nada más que abrir un periódico para leer sobre algún acto polémico realizado por alguna estrella mediática, que al día siguiente verán escrito que la persona artífice de tal hecho se encuentra profundamente arrepentida. El momento de embriaguez emocional es seguido por la calma y la reflexión, gracias a la cual comprendemos la mala pasada que nos ha jugado nuestro sistema endocrino.

Un caso cercano referido a lo previamente comentado sucedió este miércoles en el partido disputado por el Barça y el Málaga.  En un momento caliente del partido, Wellington, un jugador del conjunto malagueño agarró por el cuello a Leo Messi, integrante del equipo culé. Instantes después de haber concluido el encuentro, el jugador brasileño declaró que Messi le había proferido insultos bastante desagradables en el campo de juego. Estas palabras posiblemente propiciaron tal agresión, de la que posteriormente, en un estado de relajación, se disculpó, admitiendo que se había equivocado debido a la intensidad del partido. Este es solo uno de los múltiples ejemplos que se podrían exponer para demostrar que nuestros sentimientos afectan a nuestra manera de actuar.



A modo de conclusión me gustaría plantearles una pregunta: ¿Cuántas veces se han parado a pensar cómo habrían cambiado ciertas situaciones si no hubiésemos sido condicionados por las emociones?

Jacobo Osorio Ríos 1º BI





2 comentarios:

  1. Pero no es lo mismo tomar una decisión sin ignorar nuestras emociones que seguir un impulso guiado por éstas. Nos pueden llevar a empatizar con el otro en la medida que suponemos que los demás sienten unas emociones parecidas a las nuestras. Es decir, nos pueden llevar a ayudar a un extraño a levantarse en la calle, a consolar a una persona que está llorando o a cooperar en un proyecto de ayuda internacional. Las emociones no solo contaminan nuestra toma de decisiones, sino que nos humanizan y en muchos casos, nos definen.

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