A lo largo de nuestra vida juzgamos acciones o personas de forma condicionada y, a menudo, llegamos a una conclusión precipitadamente, sin tener todas las pruebas y argumentos necesarios para estar completamente seguros.
La película "Doce hombres sin piedad" comienza con una
mayoría absoluta de “culpable”, pero cuando uno de los presentes en el juicio
introduce una duda razonable acerca de la culpabilidad o inocencia del chico, se desata un diálogo en el que “lo evidente” pasa a ser “lo posible” o “lo poco probable”.
Los testigos afirman que vieron y/u oyeron al chico matando
a su padre pero si se analizan bien las pruebas se ve que no es posible que lo
hicieran. Por lo tanto llegamos a la conclusión de que nuestra forma de ver las
cosas está condicionada por emociones, prejuicios, experiencias personales,
conocimientos, creencias…
Gracias
a la duda razonable y a sus consiguientes argumentos para fortalecerla, podemos
observar como algunos de ellos van cambiando su voto a “inocente”.
Una opinión no implica la verdad, ni tampoco la mentira,
simplemente es una forma de pensar hasta que se respalda con pruebas,
argumentos… Como tampoco implica la verdad una mayoría, sea absoluta o no. Ya que puede haber 90 personas de 100 que piensen una cosa en común, pero no quiere decir que estén en lo cierto, ni que las 10 personas que estén en desacuerdo estén en lo incierto.
Una vez analizadas las pruebas, los conocimientos y los
argumentos, llegamos al conocimiento pleno, a la evidencia.
Por todo esto llegamos a la conclusión de que lo evidente no
es tan evidente, la duda razonable lleva al diálogo, el diálogo precisa de
argumentos respaldados por pruebas y conocimientos, nuestros sentimientos,
prejuicios y experiencias nos condicionan a la hora de juzgar y una opinión no
implica verdad.
Sandra Carrera Castaño 1ºBI
No hay comentarios:
Publicar un comentario