miércoles, 1 de octubre de 2014

¿Los sentimientos y los razonamientos son compatibles?

Los seres humanos a pesar de ser, supuestamente, los únicos seres con capacidad para pensar y reflexionar sobre lo que hacemos o hacen los los demás, es decir, ser los únicos seres racionales, a menudo nos dejamos llevar por nuestras emociones o prejuicios. Esto es importante ya que, en muchos casos, otras personas sufren las consecuencias de lo que nosotros dictaminamos como verdadero sin que realmente nosotros mismos nos hayamos parado a pensar lo que decimos. De este modo nuestros propios sentidos nos pueden hacer creer que hemos visto u oído algo que realmente no hemos ni presenciado ni escuchado, o que si hemos escuchado o presenciado pero nuestro cerebro de forma no intencionada altere lo visto o escuchado para que se adapte a nuestros prejuicios acerca de alguna clase social, persona, tribu urbana, condición sexual, procedencia o religión. Esta misma reflexión se puede llevar a cualquier contexto de nuestra sociedad actual, porque quien no ha oído la famosa frase de: mira como va vestido ése, seguro que procede alguna familia desestructurada, de algún barrio bajo o está metido en el mundo de las drogas. Pero igual ese chico con esa apariencia tan extraña es un alumno brillante con una educación exquisita y lo único que nosotros estamos haciendo al decir esta frase es el ridículo. Esta misma situación la podemos llevar al ámbito de la película “12 hombres sin piedad”, en la que al principio de la historia 11 de los doce miembros que forman el jurado se posicionan a favor de la culpabilidad del chico. Poco a poco durante la película el jurado nº 8 va demostrando al resto de sus compañeros que no se puede juzgar tan rápidamente al chico, ya que a pesar de que los supuestos testigos aseguran haberlo presenciado todo con claridad, el jurado nº8 va demostrando durante la película que estos testigos pudieron haberse dejado llevar por sus emociones, prejuicios o simplemente por la necesidad, que todo ser humano tiene de sentirse escuchado, importante o útil para resolver un problema.
Como conclusión, no debemos dejarnos llevar por nuestros prejuicios, sentimientos o emociones ya que estas pueden hacernos creer que sabemos algo con total seguridad y en realidad no saber nada sobre lo ocurrido. Los sentimientos no nos permiten hacer una reflexión racional sobre algún tema, ya que nos impiden ver lo que realmente ocurrió, es por ello que si queremos hacer una verdadera reflexión debemos alejarnos de nuestras emociones y analizar lo ocurrido desde la lejanía. A pesar de todo esto, los sentimientos y las emociones no son inútiles ni inservibles si no que constituyen, en gran parte, la base del ser humano, ya que los sentimientos junto con la capacidad para razonar son nuestras señas identidad como especie dentro del reino animal del que somos parte.

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