El Instituto Rosalía de Castro celebrará, el próximo miércoles, la entrega del premio de ensayo Bento Spinoza, en esta IV edición la obra distinguida con el galardón ha sido: La ética de la crueldad de José Ovejero.
La ética de la crueldad, una propuesta incómoda.
“Si un hombre
pudiera escribir un libro de ética que realmente fuera un libro de ética, este
libro destruiría como una explosión todos los demás libros del mundo.” (Ludwing
Wittgenstein, Conferencia sobre ética)
¿Por qué la
respuesta a la pregunta “¿qué debo hacer?” no puede ser dada por adelantado?
Quizás, como el propio Wittgenstein apunta,
porque la ética al igual que la estética forma parte del sentido del mundo
pero está fuera de él, pertenece a lo inefable, a lo que se muestra pero no se
dice, a lo transcendental. Un juicio de valor es en sí mismo un juicio fáctico,
y donde hay hechos no hay ética, no hay cabida para el valor absoluto. La ética sola no añade
conocimiento por sí sola, pero ¿qué ocurre si le emparejamos un adjetivo?
Ética de la crueldad es la
propuesta que nos ofrece José Ovejero quien, a través del comentario de siete libros
crueles, nos aproxima a esa crueldad ética definida como “aquella que en lugar
de adaptarse a las expectativas del lector las desengaña y al mismo tiempo lo
confronta con ellas”. Esta crueldad es ética porque frente a los personajes y
situaciones de cada narración, nos quedamos perplejos y nos damos cuenta de que
las normas en las que hemos sido socializados, de algún modo, fracasan
radicalmente. La ética existe porque en el mundo de la vida se da siempre una
tensión –imposible de resolver- entre el mundo
y la vida, entre lo que somos y lo que deseamos, entre la realidad
y el deseo. Y si la moral nos encaja
en el mundo, la ética nos expulsa de él y nos remite a la vida, de ahí la
excentricidad de su naturaleza necesaria ya que -en nuestra situación de
tránsito- nunca nos sentimos reconciliados del todo con el mundo, quizás en
ello estriba su enseñanza; y si la ética de la compasión nos recuerda que no
estamos solos, la ética de la crueldad nos remite a todo lo
contrario, a la soledad del hombre, a su condición de indigente en su pequeño
abismo de sinsentido.
La literatura cruel abunda en personajes sin tiempo, seres a veces lacerados que transitan en el exilio, en la lejanía de su humanidad, que no son trágicos porque no son épicos, que no son empáticos aunque nos causen desasosiego mirarnos en su espejo; también son seres que exploran los límites arcanos que la moral proscribe, seres que apuntan más de lo que dicen o hacen, seres que se niegan a aceptar las cosas tal como aparecen o deben ser; seres que nos dejan solos, ese el activo que la literatura cruel nos regala, ruptura sí pero también liberación del tedio de estar siempre “entretenido”. Una literatura así, que cruel nos obliga a bailar en la cuerda floja, a vislumbrar lo otro que se oculta en la oscuridad de nuestras más recónditas oquedades, agazapado siempre ahí silenciado aunque alguna vez intuido. Palabra y silencio se confabulan, así, para ayudarnos a traspasar ese umbral temido, tensando el arco de la narración hasta lo imaginario y no por ello menos amenazante que la realidad misma. Bienvenida pues esta propuesta ética de la crueldad que no ofrece certidumbres sino todo lo contrario.
José Ovejero estará con nosotros en clase el próximo miércoles a las 12 en el aula 1 (PA). Os dejo esta conferencia sobre el ensayo que podéis escuchar para ir entrando en materia.
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