Se expresa
como puede; en ocasiones se lamenta por no poder manifestar sus sentimientos
como ella quisiera, provocando en sí misma un estado de frustración permanente.
Vive en un mundo con seres supuestamente como ella, que la tocan y gesticula,
pero todo lo que ve con sus propios ojos es negro, oscuro, vacío. Puede que el
hecho de no ver no sea significante para ella, ya que ¿cómo sabe siquiera que
existe el sentido de la vista? No conoce otro estado que no sea el vacío del
ver y de oír. Vive encerrada en su mundo oscuro que depende del contacto con
esos seres y objetos, que si no existieran, ¿para qué vivir entonces?
Cuando Anna
Sullivan le enseña el lenguaje de los signos, mediante la reproducción de
letras utilizando las manos, crea en ella una ilusión que ella muestra
interesándose en imitar y repetir lo que otra persona como ella intenta
comunicar. Antes de conocer este lenguaje, mostraba sus deseos con gestos
“salvajes”, pidiendo simplemente sus necesidades básicas. ¿Pero cómo expresar una desorientación en su propio mundo?
Podemos decir, por tanto, que el lenguaje es imprescindible para el ser humano.
Necesita ese contacto social con otros iguales a él. Y más aún cuando ni
siquiera sabe qué es lo que le falta y cómo conseguirlo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario