jueves, 11 de diciembre de 2014

La importancia de las preguntas

Leyendo un artículo, publicado en el periódico El País el pasado 03 de octubre, me llevó a reflexionar sobre la importancia de las preguntas en todos los ámbitos de nuestras vidas.
El artículo resume cómo Warren Berger, periodista estadounidense, realizó entrevistas a docenas de líderes de empresas como Google, Netflix, Airbnb e Ideo, y se dio cuenta de que todos eran realmente buenos haciéndose preguntas, las cuales eran el origen de sus grandes ideas.
Pero esto no es sólo aplicable a descubrimientos de multinacionales, sino que hacerse preguntas constituye un elemento fundamental en nuestras vidas.
Mucha gente considera malo hacerse preguntas, ya que esto significa la duda de nuestras afirmaciones o pensamientos. Sin embargo, hacerse preguntas es algo fundamental para progresar ya que intentamos resolverlas.

¿Nos asustan las preguntas?

Estas indagaciones nos obligan a plantearnos por qué estamos haciendo algo. Y las respuestas pueden ser horribles: desde las múltiples afirmaciones del estilo "porque siempre se ha hecho asi" a la revelación de que si dejáramos de hacerlo, no pasaría nada.
Sin embargo, y a pesar de la incomodidad y el miedo, no podemos permitirnos el lujo de no hacernos preguntas. Cada vez hay más cambios y cada vez suceden más deprisa, y las preguntas son las herramientas que nos permiten identificar nuestras carencias y sus soluciones.

¿Influye la edad en nuestras cuestiones?

Algunos filósofos como Jose Antonio Marina defienden que si bien la infancia es una época de especial sensibilidad para el aprendizaje, es en la adolescencia (ya sabemos hablar y nuestro cerebro está formándose y creciendo y se establecen nuevas y cada vez más numerosas conexiones entre nuestras neuronas) cuando las personas desarrollan sus grandes capacidades sentimentales e intelectuales, por lo que es el mejor momento de cuestionarse todo, por lo tanto, de hacerse preguntas.
Por otra parte, al hacernos mayores, baja el ritmo de conexiones neuronales y adquirimos esas etiquetas que nos pueden llevar a archivar y arrinconar nuestro conocimiento. Y lo que es peor: entramos en un sistema educativo y laboral que intenta que sigamos procesos y aprendamos conocimientos básicos; es decir, se nos piden respuestas y no preguntas.

¿De qué forma es mejor encontrar respuestas a nuestras preguntas?

Berger apoya actividades como soñar despierto, caminar, dormir, ir a un museo, ducharse...Y forzarse a pensar mal. Por ejemplo, mezclar conceptos que no tienen nada que ver o combinar términos al azar: ¿qué haría Neil Patrick Harris en nuestro lugar? O ¿y si vendiéramos calcetines desparejados y en packs de tres?

En conclusión, hacerse preguntas es una actividad infravalorada y vista como un punto de debilidad en el conocimiento de las personas y sin embargo, constituyen todo lo contrario y debemos buscar la forma de hacernos más preguntas e intentar responderlas.

1 comentario:

  1. Sin duda alguna el hacerse preguntas es un principio básico de la filosofía, haciéndose preguntas puedes llegar a cualquier cosa, tanto en el campo de la filosofía, como en el de otras muchas ciencias. Los filósofos aún haciendo preguntas, nunca llegan a alcanzar una respuesta final verdadera, lo cuestionan todo. El preguntarse es una forma de las mejores formas de aprender, el tener dudas y expresarlas para conocer más. Así es como Sócrates llegó a afirmar "solo sé que no sé nada", preguntando. Sócrates alcanzó tan alto grado de sabiduría preguntando, cuestionando, y no dando toda respuesta por válida.

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