jueves, 11 de diciembre de 2014

Transformación del pensamiento propio

Probablemente todos hemos sentido alguna vez que lo que alguien nos está contando no es lo que realmente piensa. Normalmente lo piensas si no concuerda con sus acciones, por ejemplo. Tal vez lo que quiere salir de su interior no es lo que nosotros recibimos e independientemente de lo que nos parezca o esperemos de esa persona, es importante el hecho de que diga o no, lo que realmente piensa. Además, ¿hasta qué punto puede uno ser consiente de lo que está diciendo?

Con respecto al pensamiento de cada uno, considero que existen dos niveles del pensamiento. El primero constituiría el interior, el que en función de una recepción de información de otros individuos, procesamos para nuestra reflexión. A partir de la reflexión, sumada a muchas otras, vamos "construyendo" nuestra mente y nuestras propias ideas. De estas ideas, también surgen opiniones. Sí, opiniones. Hablo de las opiniones fundamentadas en argumentos coherentes, no de las inútiles que no conocimiento alguno. Después de la reflexión y formación de ideas, pasamos a la siguiente subdivisión del nivel interno del pensamiento: la revisión. Una revisión, ya sea consciente o no, en la que se determina lo que sale al exterior y lo que no. Esta revisión, puede llevar a una modificación. Todos conocemos la expresión "pensar en alto",pero ¿hasta qué punto pensamos en alto? A mi modo de ver, en el sentido literal de la expresión, es imposible, pero sin embargo si se puede ser fiel a tus reflexiones internas para que puedan ser compartidas. En el caso de que sí fueran modificadas, ¿por qué lo hacemos? ¿No es sobre lo que hemos estado reflexionando? De acuerdo, puede que se permitan ciertos cambios sobre la marcha, pero quiero centrarme en una modificación relativamente concreta. De la modificación que hablo es la que surge por una necesidad, una necesidad también relativa. En esta fase surge la pregunta sobre si realmente queremos que otros nos conozcan a través de esos pensamientos reproducidos. ¿Nos avergonzamos de de lo que pensamos?Puede ser una de las razones, o ¿no es la imagen que queremos transmitir a otros, en términos utilitaristas? Y la utilidad del pensamiento difundido es otro punto cardinal de la modificación del pensamiento. ¿Cómo puede uno ser capaz de no decir lo que realmente piensa? En mi opinión (que por supuesto, ya ha pasado por una reflexión previa), esta situación derivaría de no ser fiel a tu pensamiento, algo que sería incoherente a mi modo de ver.

No olvidemos el segundo nivel del pensamiento, el exterior; al que me he referido en unas líneas más arriba. Ahora lo enfoco a la salida de estos pensamientos, probablemente modificados, y a la recepción de ellos en otros individuos. Por esta recepción, se forman esas "imágenes" o "definiciones"sobre ti, que han sido procesadas de alguna manera por esos receptores. Debe ser esta la recepción que algunos temen.

Finalmente, no olvidemos de la autocensura crítica de nuestros pensamientos, que no debe ser confundida con la transformación, porque nuestra libertad siempre termina donde empieza la de otros. Por ello, este límite debe estar siempre presente a la hora de exteriorizar nuestros pensamientos, pero no ser una excusa para decir o expresar lo que otros esperan o quieren de ti.  



Isabel Sáinz 1ºBI

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