jueves, 22 de enero de 2015

Demasiados nombres

Se enreda el lunes con el martes
y la semana con el año:
no se puede cortar el tiempo
con tus tijeras fatigadas,
y todos los nombres del día
los borra el agua de la noche.
Nadie puede llamarse Pedro,
ninguna es Rosa ni María,
todos somos polvo o arena,
todos somos lluvia en la lluvia.
Me han hablado de Venezuelas,
de Paraguayes y de Chiles,
no sé de lo que están hablando:
conozco la piel de la tierra
y sé que no tiene apellido.
Cuando viví con las raíces
me gustaron más que las flores,
y cuando hablé con una piedra
sonaba como una campana.
Es tan larga la primavera
que dura todo el invierno:
el tiempo perdió los zapatos:
un año tiene cuatro siglos.
Cuando duermo todas las noches,
cómo me llamo o no me llamo?
Y cuando me despierto quién soy
si no era yo cuando dormía?
Esto quiere decir que apenas
desembarcamos en la vida,
que venimos recién naciendo,
que no nos llenemos la boca
con tantos nombres inseguros,
con tantas etiquetas tristes,
con tantas letras rimbombantes,
con tanto tuyo y tanto mío,
con tanta firma en los papeles.
Yo pienso confundir las cosas,
unirlas y recién nacerlas,
entreverarlas, desvestirlas,
hasta que la luz del mundo
tenga la unidad del océano,
una integridad generosa,
una fragancia crepitante.
"Demasiados nombres", Pablo Neruda.

Reflejo de una concepción del mundo que pone en manifiesto la reiterada búsqueda del carácter instrumental de los factores que condicionan la vida humana, y, de alguna manera, que contribuye a la instrumentalización del ser humano. ¿No deja acaso una puerta abierta a la alternativa?
Es esa posible crítica al desconocimiento provocado por una falta de análisis que pretende Neruda la que nos lleva a pensar en la degeneración de la naturaleza humana que podría acompañar a su instrumentalización. Un análisis crítico y reflexivo de nuestro entorno, en referencia a nosotros mismos que constituyera la llave de un conocimiento antes empolvado.
Colateralmente a esto, nos encontramos con la denuncia al juego que se establece dentro de nuestro marco de referencia, la creación de etiquetas y cualidades para designarnos a nosotros mismos y a aquello que nos rodea. Acción que, al mismo tiempo que nos sirve de apoyo para estructurarnos socialmente, también puede perjudicar nuestra forma de entender el mundo, alejándonos de la posibilidad de cuestionarnos (a ellos y a nosotros) a lo largo del tiempo.
¿No nos priva esto de una parte de nosotros? ¿Cómo influye a la hora de determinar nuestra identidad?

Aida Carril Barcia 1º BI






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