sábado, 10 de enero de 2015

Manipulados


Nadie niega que las nuevas tecnologías nos hacen la vida más fácil en diversos aspectos y nos abren las puertas a mundos no alcanzables hasta su aparición pero, ¿de verdad las estamos utilizando adecuadamente? ¿Las estamos empleando como herramientas, instrumentos que son, o estamos pasando a vivir en ellas, a no “existir” sin ellas? Toda la tecnología que poseemos actualmente no deja de ser un medio, un canal para posibilitar algunas cosas, pero los papeles se están intercambiando. Son ellas, las que nos manipulan, nos utilizan, nos modifican y el fin que consiguen es una fuerte dependencia de ellas, consiguen que las entendamos como imprescindibles. Me gustaría entonces plantear esta cuestión: ¿Cómo es posible que unas máquinas pueda cambiar nuestro modo de ver las cosas, nuestra percepción, nuestro modo de pensar? ¿Si somos supuestamente tan poderosos y tan superiores como seres humanos, por qué son ellas las que nos están derribando?

Nos controlan, hasta los en línea lo hacen. Incluso pueden llegar a modificar nuestra realidad haciéndonos ver cosas no reales. Confiamos ciegamente en estos en línea, en nuestro móvil, en Internet, y no escuchamos, no creemos a las propias personas sin darnos cuenta de ello. Y el resultado son diversos problemas que en realidad no tienen fundamento, problemas que no tienen un “problema” por el cual generarse, al menos en la mayoría de los casos ¿Las estamos utilizando o son ellas las que nos utilizan? ¿De verdad nos aclaran las cosas o las hacen más oscuras? ¿Realmente nos están ayudando?


“Yo no puedo vivir sin móvil” “No aguanto sin Internet ni un solo día” “¿Cómo voy a hablar con mis amigos sin Whats App?” Muchas son las expresiones que día a día decimos, que día a día oímos, y las dejamos pasar, las dejamos ahí como si nada. ¿De verdad sabemos lo que estamos diciendo? ¿Lo sentimos, lo pensamos? ¿Nos paramos a pensar si es algo racional, algo real ? Nos volvemos dependientes con gran facilidad sin importarnos lo que ello conlleva. Nos auto-convencemos de que no sabemos hacer algo por nosotros mismos, de que incluso no somos capaces de “vivir” si eso nos falta y, así es como conseguimos auto-engañarnos. Lo peor es que esta dependencia no nos altera para nada e incluso nos agrada y nos complace. Una vez más la tecnología  nos manipula, una vez más ganan la batalla y nosotros pensando que somos los vencedores. 

2 comentarios:

  1. Es el desarrollo paulatino de la presencia de la tecnología en nuestras vidas lo que provoca que no nos demos cuenta del impacto que está causando en nuestra sociedad. ¿Cómo vamos a darnos cuenta sin salir de la nube en la que nos encontramos? Al presentársenos como una "facilidad" resulta complicado establecer un análisis de la situación, un balance de ventajas e inconvenientes. "Porque todos son ventajas": así nos lo venden. Y nosotros lo compramos. ¿No está ahí el punto de inflexión? Quizá sea un efecto de la masa, que nos "empuja a". La cuestión es si somos capaces de contrarrestar esa inercia por la que nos movemos y cambiar el rumbo: frenar el impacto.
    Por otra parte, me gustaría destacar la imposibilidad de las máquinas para controlarnos. Es duro pensar que nosotros lo hacemos. ¿Programamos entonces, de alguna manera, nuestra destrucción? Modelamos canones sociales e formas de vida a placer, sin tener en cuenta nada más que las consecuencias directas. Sin embargo, las cartas están sobre la mesa: somos conscientes de "la parte mala". Pero quizá prefiramos seguir echándole la culpa a "la demanda".

    ResponderEliminar
  2. Buscamos continuamente medios que nos faciliten las cosas, que nos quiten esa responsabilidad que tanto nos asusta y de la que tanto huimos y, cuando los encontramos, lo único que nos importa es que cumplan esta función, que nos quiten “trabajo” de encima. Todos los efectos problemáticos que estos medios causen, apenas nos importan y nos volvemos a auto-engañar con la esperanza de que desaparezcan por ellos mismos. ¿No estamos actuando de una manera interesada, buscando únicamente la máxima facilidad, el mínimo trabajo?¿Estamos siendo racionales? ¿Por qué nos cuesta tanto reconocer la parte mala de las cosas que nos agradan, que nos gustan?

    Somos nosotros mismos los que programamos y construimos las máquinas pero, ¿de verdad no nos están influyendo estas? Si no es así, ¿por qué cada vez las formas de tecnología aumentan? ¿No están ellas mismas, debido a su control, a la adicción que crean en nosotros, invitándonos de alguna manera a su aumento?

    ResponderEliminar