miércoles, 28 de febrero de 2018

Apartheid: ¿Sistema legal y legítimo?

Durante la segunda mitad del siglo XX, en Sudáfrica, existió un sistema de separación racial donde el poder era exclusivo de aquellos pertenecientes a la raza blanca. El objetivo de esta separación era que el poder permaneciera siempre en aquellos individuos de raza blanca. Se crearon espacios separados para los distintos grupos raciales, tanto de ocio, como de trabajo, de estudio, de transporte... y también se prohibió las relaciones entre individuos blancos y negros. Esto era conocido como el Apartheid.
El Apartheid era un sistema legal en ese territorio, es decir, había sido aprobado con anterioridad por el Parlamento de ese Estado y promulgado como una norma legal, donde una minoría(blancos) tenía todos los derechos y privilegios , frente a una mayoría de la población(negros) cuyos derechos eran de inferior calidad, por ejemplo, la asistencia sanitaria de la que gozaban los blancos era de una calidad infinitamente mejor a la de los negros, siendo la primera equiparable a la de cualquier país desarrollado.
Este sistema de gobierno era legal, sin embargo carecía de legítimidad, ya que en la Declaración Universal de los Derechos Humanos se recoge en el Artículo 2.1:
"Toda persona tiene todos los derechos y libertades proclamados en esta Declaración, sin distinción alguna de raza, color, sexo..."
Se podría pensar que el modo de actuar de este Estado, estando este sujeto a la ley que se encuentra en vigor, podría ser legítimo, pero este ordenamiento vulnera los principios éticos de la justicia y va en contra de uno de los derechos fundamentales que no pueden ser violados aunque un grupo decida lo contrario.
En el caso del Apartheid fué necesario casi medio siglo para que este sistema fuese abolido. Fué necesaria una presión externa por parte de las organizaciones internacionales y de las grandes potencias, aplicando sanciones económicas y ejerciendo presión, para lograr la igualdad entre los distintos grupos raciales. La lucha interna llevada a cabo fué muy importante, sin embargo, no fué suficiente.


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