lunes, 5 de marzo de 2018

¿SOMOS PARA NOSOTROS, PARA LOS DEMÁS O PARA EL COMERCIO?




Somos desde que nacemos. Nos reconocemos por un nombre que se nos otorga desde que somos pequeños, el cual nos sirve para identificarnos los unos a los otros. Sin embargo, somos mucho más que un nombre. Somos una parte que no hemos decidido poseer, así como es por ejemplo el físico, el sexo, gustos, el propio nombre… y como no queda más remedio, nos acostumbramos, pues no la podremos cambiar nosotros mismos radicalmente ni fácilmente, de eso se encarga el tiempo, y no siempre el tiempo puede lograr dichos resultados. ¿A caso deberíamos cambiarla?

Muchas veces, se piensa que todas las características mencionadas anteriormente deberían guardar una misma “relación” entre todas las personas. El ejemplo más claro, sería aquel que hace referencia al sexo. Si somos de un sexo “estamos determinados” a comportarnos de una manera, y viceversa, como si nunca pudiéramos ser una mezcla, o algo completamente diferente. En caso de que lo fuéramos, nacerían las críticas hacia lo distinto, lo extraño, lo antinatural. ¿Existe una conducta fija que debemos seguir por el hecho de haber nacido con unas características o con otras? ¿Es verdaderamente antinatural actuar de una forma o de otra teniendo en cuenta los rasgos que nosotros no hemos elegido?¿Existía el deseo de cambiar estos aspectos con los que nacemos antes de surgir esa “relación” previamente citada? 

En varios casos, debido a la influencia del colectivo insatisfecho, la persona que “padece” ese “problema” decide cambiar algún rasgo que no se ajuste al resultado deseado. De esta manera, ya no sentirá la vergüenza de ser quien solía ser, o quien verdaderamente es, para así ser aceptado por los demás. ¿Por qué existe la necesidad de adecuarse al gusto de la sociedad? Tal vez, la respuesta más simple sería, que así lo impone la misma. De esta manera todos “gozaríamos” de la igualdad de problemas de aceptación, y cada persona, que se convierte en el juez del otro, buscará los “defectos” en cada uno de los demás como una especie de competencia. Una vez conocidos estos defectos, recurrirán al mercado a comprar los productos necesarios para hacerlos desaparecer o esconderlos lo máximo posible. Es aquí donde nos podemos plantear unas de las dudas más cuestionadas actualmente, ¿dónde surge la vergüenza, en la sociedad o en un sector más concreto como sería el comercio? 


                                                                                                                            Belén Valle 1º-A BACH

No hay comentarios:

Publicar un comentario