Voy a empezar por exponer aquí un texto que cayó en mis manos
por azar:
El
cochinillo de Pirrón
"[...] un día que se encontraba en plena tormenta a
bordo de un barco, el filósofo Pirrón enseñó como ejemplo a los que veía tan
espantados a su alrededor un cerdito, que formaba parte del pasaje, totalmente
despreocupado ante la tempestad. ¿Nos atreveremos entonces a decir que este
poder de la razón, al que tanto celebramos y por respeto al cual creemos dueños
y soberanos de todas las demás criaturas, ha sido puesto en nosotros para
nuestro mayor tormento? ¿De qué sirve el conocimiento de las cosas, si nos hace
perder el descanso y la serenidad y si nos vuelve peores que el cochinillo de
Pirrón? La inteligencia que nos ha sido dada como el más valioso de nuestros
bienes, ¿la emplearemos para nuestra ruina, luchando para combatir el designio
de la naturaleza y el orden universal de las cosas, que requiere de cada uno
que use sus herramientas y medios para lograr su tranquilidad?"
Tomado de Michel de Montaigne; Ensayos Libro I capítulo XIV
El autor de este texto vivió en Francia en el siglo XVI, y
seguramente nunca sospechó que su reflexión tendría un éxito enorme entre los
jóvenes de mi generación.
He oído muchas veces a mis compañeros decir que la filosofía
sólo sirve para “rallarse”, para darle vueltas a asuntos que no tienen
solución. Otros muchos prefieren la ignorancia al conocimiento, y lo declaran
sin sentirse avergonzados.
Hemos de reconocer que nuestra capacidad para razonar nos
permite reflexionar sobre el pasado y adelantarnos mentalmente al futuro, y esa
posibilidad es muchas veces la causa de nuestras preocupaciones.
Pero como dice el filósofo la inteligencia es “el más valioso
de nuestros bienes”. De eso no hay ninguna duda. No creo que haya nadie que
esté dispuesto a renunciar a una parte de su intelecto. Nadie se considera a sí
mismo un imbécil, pero tampoco conozco a ninguna persona que crea estar sobrada
de él.
Es nuestra mejor cualidad, pero también la más peligrosa.
Cuánto más pensamos, más sabemos sobre la realidad que nos rodea. Mejor
entendemos cómo funciona nuestro entorno más cercano y el mundo en general. Y por
desgracia no vivimos en el mejor de los mundos posibles. O quizás sí?
Paula Fernández Fuertes, 1º F
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