A lo largo de la historia, numerosos
filósofos han sido los encargados de pensar acerca de cuestiones que quizás en
la antigüedad no todo el mundo se planteaba, a pesar de poseer la capacidad
para hacerlo, debido a que solo buscaban la supervivencia, pero esto les
permitía una perspectiva de la vida y una vida incompleta. Por este motivo, se
atribuyó la actividad filosófica a un grupo reducido de personas especializadas
en la materia, haciendo que pareciera una actividad no apta para todos. Sin
embargo, con el paso de los años se ha demostrado que esto no es cierto, ya que
el punto de partida de la filosofía es hacer preguntas y todos los seres
humanos tenemos esa capacidad. Además, hoy en día también podemos afirmar que el
estudio de la filosofía es práctico, ya que afecta a lo que hacemos en la vida (todas
las decisiones que tomamos, donde entre las múltiples posibilidades, escogemos
una suficientemente reflexionada) y aporta rigor, claridad e imaginación a lo
cotidiano.
Algunas personas defienden que la
capacidad de hacer filosofía no está al alcance de todos. Además, los individuos de acuerdo con esta
idea suelen afirmar que, de hecho, está demasiado distante de cualquier cosa
que pueda tener importancia práctica en la vida.
Es cierto que cuanta más se filosofa
y se estudia la filosofía del pasado más probable es que se adquiera la
comprensión filosófica real. Sin embargo, todos los seres humanos tenemos la
capacidad de reflexionar y por tanto de llevar a cabo esta actividad desde un
comienzo, no solo a partir de la instrucción de esta materia.
Cualquiera que examine con
amplitud de miras y de manera crítica en lugar de aceptar simplemente unas
ideas fundamentales, impuestas normalmente por una cultura o sociedad, está
desarrollando esta capacidad.
A medida que un ser humano se va
haciendo adulto, su inteligencia se va desplegando, enriquecida por las cosas que
él mismo aprende y que le son enseñadas por otros. Más tarde entra en un estado
en el que se sorprende de las cosas y comienza a mirarlas de otra manera y comienza a cuestionarse. Se pregunta cosas
como ¿qué es la vida? ¿por qué existe el universo? Y al tratar de responder
estas cuestiones, hace filosofía. Para ello, no es necesario que una persona se
instruya en el conocimiento de los grandes pensadores Griegos de la Antigüedad,
tampoco que asista a la universidad o que reciba algún tipo de instrucción
especial, puesto que surge de esa capacidad de razonar una respuesta a todas
aquellas preguntas que nos planteamos, presente en todo ser humano.
También mencionar que quien
rechaza la filosofía está a su vez practicando una, pues la actividad filosófica
es ante todo la capacidad de enfrentarse inteligentemente con los problemas prácticos
que la vida nos plantea, es decir, un modo de vivir inteligentemente. Todos
tenemos la capacidad de reflexionar, formular preguntas e intentar resolverlas
por lo que no es una actividad reservada a profesionales, aunque, ¿significa
entonces que por el hecho de ser una capacidad adquirida no la deban enseñar en
los centros de educación? La filosofía es una actividad que no se puede
realizar solo, ya que la razón se ajusta a lo que es “bueno” para una comunidad.
Es además en estas comunidades donde del intercambio de ideas surgen más
preguntas y más posibles respuestas, haciendo que su aplicación se expanda. Por
ello, es conveniente intentar tener los máximos conocimientos posibles sobre
esta rama, razón por lo cual debería enseñarse esta asignatura en los centros de
educación.
Belén Valle Cao 1º A
BACH Nº21
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