domingo, 10 de junio de 2018

No queremos una herencia contaminada


Desde pequeños estamos acostumbrados a admirar a diario las maravillas de las plantas y flores, nos gusta interactuar con los animales domésticos y saber cómo cuidarlos, alimentarlos y protegerlos. En muchos casos, nos encariñamos con ellos como si fueran parte de nuestra familia.  A partir de todo lo establecido, queda claro que nuestra relación con la naturaleza es intrínseca. No podríamos existir sin ella, sin todos sus recursos y elementos, sin todo lo que la hace tan perfecta, bella y peligrosa. Como seres racionales, depende de nosotros hacer el esfuerzo necesario para que todo lo que ella nos brinda siga existiendo en las condiciones más originales posibles, para que siga siendo fuente de recursos y de belleza, para que otros seres vivos puedan pervivir al lado nuestro en el complejo planeta en que vivimos.
Pero, ¿lo estamos haciendo bien? ¿estamos cuidando nuestra naturaleza? Somos responsables de cada acto que realizamos, pero si lo hacemos mal, será repercutido no solo en nosotro sino en todos los demás. 

Llevemos el caso nada más y nada menos que a un concello de Galicia, Touro. Situado en el sur de la provincia de A Coruña limitando con la de Pontevedra a través de la bella frontera natural que le proporciona el río Ulla y a 20 min de la capital, Santiago de Compostela. Hace unos meses salió a la luz que se volvería a reabrir la mina, una mina que lleva concretamente 32 años cerrada, la cual fue explotada por Río Tinto Patiño y ha dejado restos de contaminación en las aguas y en sus alrededores. Hoy en día en la mina trabajan dos empresas, una es TEN (instalada en 2004) la cual crea fertilizantes orgánicos, y la otra Tyrma, que cogen plásticos los cuales transforman en materia prima. 

Hoy en día existe un proyecto creado por Atalaya Mining http://atalayamining.com/proyecto-touro/, que quiere reabrir la mina y explotarla. El contenido de cobre en las rocas es de 0,4% y quieren usar grandes toneladas de explosiones para romper la piedra y luego triturar bastante la roca y en un proceso de flotación separar el cobre de la roca. Los vecinos al enterarse de verdad de lo que pasaba se asustaron y se han posicionado en contra de esos proyectos, todo porque el proyecto afecta en muy gran parte a toda su gente. Afectará a la hostelería, a los servicios, al turismo, a la ganadería, a la agricultura...y incluída el agua, que según vecinos “ten máis importancia a auga que todo o cobre”. Aguas que hoy en día aún siguen contaminadas por la mina anterior y  tal fue su impacto sobre esas aguas que incluso provocaron que el mejillón de río del Ulla desapareciese. 

La gente también tiene miedo por sus casas, muchos de ellos viven completamente en el perímetro de la mina y aun se acuerdan de las explosiones de la antigua mina: a veces no se controlaban, les caían los explosivos y les rompían algún tejado y no pasaba nada.
Por lo tanto, se han creado manifestaciones en contra de la mina, como la del 10 de Junio en la Alameda de Santiago, a la que se han unido concellos como Vedra, Rianxo, Santiago, Santiso, Vila de Cruces, Padrón, Pontecesures, Boiro, Ribeira, V. de Arousa...y otras a las cuales les afecta este proyecto. Porque es un problema global.
Este es un tema largo por lo tanto no hablaré más. Yo me pregunto si realmente estamos cuidando nuestro mundo y estamos siendo responsables o lo estamos destruyendo; porque en verdad una vida vale más que nada, y debemos ser resposables de nuestros actos, porque al igual que nuestros antepasados nos dejaron un mundo nosotros tenemos el deber de dejárselo a nuestros herederos. Recordad, o hacemos algo o destruimos un mundo.

Rocío Rey Suárez 1ºB

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