Las personas nos organizamos en sociedades, donde convivimos
con otros individuos, pero muchas veces nuestro comportamiento es absolutamente
individualista, no consideramos el bienestar, presente o futuro, del resto de
los individuos.
Un ejemplo de esto es nuestro comportamiento en relación con
el medio ambiente. No solo no tenemos en cuenta en nuestra actividad los efectos de la
contaminación sobre nosotros mismos, sino que tampoco valoramos las futuras
consecuencias de nuestros actos. Tenemos una gran influencia por parte de los
medios de comunicación, más en concreto de la publicidad.
Un anuncio de modelo ecológico de automóvil (un híbrido),
nos muestra los beneficios de comprar ese coche en concreto (mencionando
repetidas veces el medio ambiente), para posteriormente dejarlo aparcado y
coger el autobús. En el anuncio no se reflexiona sobre el coste ecológico de la
construcción de ese coche, de la gran cantidad de recursos utilizados, que al
no utilizar ese vehículo, se diría que son inútiles.
Este es un problema repetido en relación con el medio
ambiente, consumimos los recursos del planeta como si estos fueran inagotables,
o como si su gran disminución no fueran a afectar al equilibrio del planeta.
El desarrollo de la
civilización está alterando las condiciones de supervivencia biológica en el
planeta, ante esto debemos plantearnos si resulta conveniente ignorar esta
situación. Nuestra cultura y nuestra moral deberían avanzar cara unos valores
que os permitan garantizar la supervivencia de todas las especies que pueblan
el planeta.
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