domingo, 24 de marzo de 2019

"Es la edad"

El otro día, al salir de entrenar, estuve hablando con una compañera que había estudiado psicología y este año había empezado la carrera de derecho. No sé cómo, acabamos hablando de que las personas de la tercera edad, y, sobre todo, los adolescentes, pierden el aprecio por su vida, no le dan el suficiente valor.

Seguro que alguna vez has escuchado de la boca de alguien que está en esta etapa la frase: “me quiero morir”. Resulta que es bastante normal, puesto que como persona en esta edad lo he oído varias veces y hasta lo he dicho alguna vez. Pero después de haber reflexionado un rato acerca de esto, me he dado cuenta de que esa frase no quiere expresar completamente que un adolescente quiera acabar con su vida, sino que no ve que sus problemas se puedan resolver y cree que es la única salida.

Si eres un adulto, posiblemente te estés preguntando que qué problemas puede tener un chaval de 15, 16 o 17 años, que aún no sabe nada de la vida. Puede que las dificultades de un joven sean insignificantes comparadas con las de una persona adulta, pero, ¿alguna vez os habéis planteado que puede que para ellos no sean tan insignificantes?

Aún pareciendo una minucia, a nosotros se nos hacen grandes. Y eso nos lleva a un estado de irritabilidad, angustia, agobio, y tristeza. Por esta razón y otras muchas, acabamos aislándonos en nuestra habitación, queriendo dormir hasta tarde, teniendo profundos altibajos o siendo impacientes e impulsivos. Entonces, llega un momento en el que nos saturamos y nos agotamos; y es cuando sentimos que no podemos más y, volviendo al inicio, aparece ese sentimiento de acabar con todo.

Como ya dije anteriormente, la mayoría de los adultos no le dará mucha importancia, respaldándose en la tan escuchada frase: “es la edad”. Y sí, posiblemente sea la edad, y la mayor parte de los jóvenes pasemos esa etapa sin ninguna preocupación importante; pero, ¿y los que no son capaces y acaban con casos más graves?, ya sea con baja autoestima, problemas académicos, trastornos alimenticios, transgresiones, depresión, dependencia, ansiedad, ataques de pánico… Igual los problemas ya no son tan “insignificantes” como parecían antes.

Creo que deberíamos de concienciarnos un poco más acerca de todo lo que ocurre en esta etapa, reflexionar un poco; y dejar de restarle importancia a los inconvenientes de un adolescente simplemente por el hecho de que, y cito textualmente: “aún es un niño”.

Clara Pazos Vilar 1ºA

No hay comentarios:

Publicar un comentario