viernes, 8 de marzo de 2019

¿Necesitamos políticas feministas?


Pues sí....., vamos allá.

 ¿Para qué necesitamos políticas feministas si vivimos en democracias occidentales que nos facilitan el ejercicio de nuestras libertades y derechos?

 ¿Por qué debemos mostrar y convencer sobre la necesidad de dar prioridad a las políticas feministas?

   Pues por muchas razones creo yo, y aunque la agenda feminista es pesada y tiene muchos frentes abiertos, no debemos perder la brújula de lo que es prioritario defender hoy: la lucha por la paridad política.

     ¿Por qué? Porque desde sus comienzos la revolución feminista ha situado a la humanidad ante un objetivo común: la lucha por la igualdad y la libertad como derechos inherentes a todo ser humano.  Ambos ideales se sitúan en el orden de lo ético como valor, y en lo político como derecho, y como bien dice bien mi maestra y filósofa Amelia Valcárcel, no pertenecen al orden espontáneo de las cosas; es decir, no son algo natural sino cultural, y por ello susceptibles de evolución o involución en su consecución.

     La historia del feminismo, tiene como movimiento revolucionario que es, una larga historia en la que se ha luchado por el reconocimiento de las libertades civiles: de sufragio, de acceso al saber, a la educación, al mundo laboral, etc., en donde las mujeres hemos podido acceder a un rango de derechos porque los hemos luchado en el ámbito de lo político que es, por otra parte, en donde se establecen los principios legislativos que organizan nuestra convivencia; sin embargo, en el siglo XXI, a pesar de las limitaciones y el acceso desigual a las libertades, hay un objetivo que debemos situar por delante y este es la necesidad ineludible de la paridad, esa es hoy nuestra agenda.

     El concepto de paridad está relacionado con el imperativo que supone corregir la falta de representatividad de las mujeres en la esfera pública, sobre todo en la política. Y actualmente,  como repite siempre que puede Amelia Valcárcel, en occidente y solo en occidente, hemos avanzado fundamentalmente en políticas de la paridad en la política formal; es decir, en el aumento de la presencia en número de mujeres con respecto a los hombres en cargos políticos, ese es nuestro único avance en los últimos treinta años, además de los derechos sexuales y reproductivos. Los otros avances como los derechos políticos, civiles y educativos los consiguió el sufragismo durante cien años de activismo político.

     Por lo tanto, en términos de paridad, nos falta mucho para conseguir visibilidad y representación en los centros de poder: medios de comunicación, en el saber/poder, en el conglomerado económico-empresarial, en el ámbito de la creatividad, la religión, el ejército, el deporte, y lo que me interesa mucho, la memoria colectiva a la que hace alusión la interesante entrada de Nerea García.

     En conclusión, necesitamos políticas feministas que defiendan la paridad política si queremos una sociedad más justa en la que, tanto mujeres como hombres, seamos más libres para tomar las decisiones que afectan a nuestras vidas.  Necesitamos un nuevo pacto social donde esa igualdad  sea una realidad, porque es un requisito fundamental para legitimar la calidad de nuestras democracias, dado que la experiencia nos dice que la participación de mujeres en espacios donde se decide la agenda política, contribuye a que se incorporen temas que repercuten en beneficio de toda la sociedad  en su conjunto (entenderéis que este tema debe tratarse con mayor profundidad).

     Pero esto no será posible si no hacemos activismo, mujeres y hombres, por una igualdad real en el acceso al poder político, para así transformar las relaciones de influencia y desigualdad, de forma que esa paridad pública tenga sus efectos en la paridad privada. No me cabe duda que es el camino, además de la educación,  para que podamos trascender esos estereotipos y prejuicios que nos lastran y dificultan nuestras relaciones y entendimientos mutuos.

     Poniéndonos optimistas, la historia nos proporciona una lección fundamental, un mundo mejor siempre es posible, así que el futuro y el presente de hoy está en nuestras manos. No lo olvidemos.

 Hoy 8 de marzo, os animo más que nunca a contribuir con vuestras aportaciones a un día de reflexión y reivindicación de la agenda feminista, que tendrá su presencia en las calles de nuestras ciudades, porque es ahí, en el ágora pública, donde la ciudadanía manifiesta sus reivindicaciones, a la par que muestra sus preferencias políticas, en las elecciones periódicas que el sistema democrático habilita.

     Por último, para aquellos cerebros perezosos que pasaron por alto la historia del feminismo en España, les dejo este breve corto que, aunque omite mucho, sí nos aporta en poco tiempo, una primera impresión para seguir investigando sobre nuestra historia de luchas en pro de la libertad, la justicia y la paridad que hoy defendemos.

¡Qué paséis un buen día!



No hay comentarios:

Publicar un comentario