El domingo 31 de marzo, tenemos que
adelantar 1 hora el reloj, a las 2:00 a.m. serán las 3:00 a.m, y ¡a
dormir una hora menos!
Todo
el mundo sabe, o casi todo el mundo, que el movimiento de rotación,
el giro de oeste a este que la Tierra hace sobre su propio eje, dura
23 horas, 56 minutos y 4 segundos, y que el huso horario es cada una
de las 24 áreas en que se divide la Tierra, meridianos; y puesto que
la Tierra gira de oeste a este, al pasar de un huso horario a otro en
dirección este, hay que sumar una hora, y por el contrario, al pasar
de este a oeste hay que restar una hora, también sabemos que el
meridiano de Greenwich es conocido como meridiano cero y el meridiano
de 180°, es conocido como línea internacional de cambio de fecha,
pues marca el cambio de día. Así mismo, la Tierra hace un
movimiento de traslación alrededor del Sol y emplea,
aproximadamente, 365 días con 6 horas (un año), en completar su
«periplo» alrededor del Sol, y que este movimiento junto a la
inclinación del eje de rotación terrestre propicia la sucesión de
las estaciones. Y esto es así desde el nacimiento del planeta, y
hasta el siglo XVIII a nadie se le había ocurrido el cambiar la hora
dos veces al año.
Pero
en pleno siglo XVIII, Benjamín Franklin propone adaptar nuestros
horarios al sol para aprovechar la luz diurna y conseguir un ahorro
sustancial en el aceite para quemar, y más tarde en la Primera
Guerra Mundial, el cambio de horario se instaura de nuevo como un
mecanismo de ahorro, en este caso del carbón; y este cambio horario
se lleva a gran escala, siendo Alemania el primer estado en aprobar
el cambio de hora. En España el 1 de enero de 1901 el gobierno
decretó que la hora oficial sería la del meridiano de Greenwich,
pero el 15 de marzo de 1940, con el General Franco, el territorio
español peninsular y Baleares adoptaron el horario GMT +1, con lo
que estos territorios pasaron a tener la misma hora que el meridiano
de Berlín, que era el que marcaba la hora en todos los territorios
controlados por el III Reich, y que es el que se mantiene en la
actualidad.
Y
es que la economía está considerada como el motor del mundo en
detrimento de las personas, y como el cambio de hora está motivado
por cuestiones económicas, de ahorro energético, la opinión de los
ciudadanos no cuenta y se archiva en el “cajón del olvido”.
Teniendo
en cuenta que los propios científicos, estudiosos u expertos en la
materia no se ponen de acuerdo en la valoración económica del
ahorro energético, e incluso mantienen opiniones confrontadas sobre
su existencia, parece más frustrante que no se tenga en cuenta la
opinión de los ciudadanos, pues el 84 % de los europeos y el 93% de
los españoles que participaron en la consulta pública sobre el
cambio de hora de la Unión Europea se pronunciaron a favor de
eliminar esta práctica al considerar que tiene efectos negativos
sobre la salud, que altera el ritmo del sueño, que produce una mayor
irritabilidad y fatiga, y que cambia el horario de comidas, en
definitiva, nuestro cuerpo tiene que realizar un reajuste en su ritmo
biológico.
¿Por
qué no se propone adaptar el horario laboral y escolar a las horas
de luz solar?, en vez de cambiar la hora en el reloj cambiemos los
horarios laborales-escolares y adecuemos estos a la luz solar, pues,
si fuese así, nos levantaríamos de día en invierno y nos
acostaríamos con noche en verano, lo que incidiría en un ritmo de
trabajo y comidas más saludable, en una mejoría de nuestro estado
de ánimo y de humor, y facilitaría las relaciones interpersonales.
¿No
pensáis lo mismo?
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