¿Alguna vez te has parado a
pensar en cómo es posible que encontremos placer o entretenimiento en el
sufrimiento ajeno?
En la antigüedad se llevaban a
cabo representaciones teatrales, cuyo propósito era proporcionar placer al
espectador a pesar de las historias aciagas y funestas que se representaban.
Sin ir más allá aún a día de hoy
hay gente que disfruta viendo como un toro es perseguido hasta la muerte por un
hombre; todos hemos reído alguna vez al ver vídeos en que la gente se cae o
hace daño de alguna forma.
¿Qué clase de masoquismo es ese
en que decidimos ver una película dramática, por ejemplo? aun sabiendo lo que
ésta nos provocará anímicamente y el inminente malestar que nos proveerá,
decidimos verla, llorar, y sufrir junto a los personajes. ¿Por qué?
No creo que haya una razón en sí
misma, sino una laguna en la psique humana. Y es que en mi opinión, poniéndonos
en la piel de los personajes experimentamos sensaciones nuevas para nosotros de
las que aprender; o conocidas, que ayudan a desahogarnos, encontrar nuevos
puntos de vista y realizar reflexiones.
En el caso de los videos de gente
haciéndose daño, creo que es más por el hecho de sentirnos seguros; es decir,
vemos el peligro inminente y a continuación comprobamos que es otro el que se
ve perjudicado, y puede ser que nuestro cuerpo reaccione de esa forma como un
alivio por no haber sufrido dicho infortunio.
Desde luego no son más que
especulaciones y podría deberse a una simple crueldad inherente en el ser
humano.
Sara Rodríguez
Varela 1-A
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