domingo, 16 de junio de 2019

¿Se puede ser feliz sintiéndose solo?

Como seres humanos, nuestra principal característica es que somos seres sociales. Necesitamos relacionarnos con los demás y vivir en comunidad para poder subsistir y desarrollar nuestras facultades. Y así poder lograr nuestros objetivos y metas con más facilidad. El elemento característico por naturaleza en estas relaciones es la comunicación, pero, ¿y en caso de que no la hubiese? Por esta y otras razones, las relaciones interpersonales son muy frágiles, ¿o no?

A mi parecer, las personas se vuelven gradualmente más impacientes y desconfiadas. En muchos casos, sus relaciones se vuelven más débiles con el tiempo. Y llega un momento en el que rompen toda conexión con las personas. Y así se alcanza la soledad, que así dicho, puede parecer que suena bien, estar solo cuando eso es lo que se quiere, parece que es lo correcto pero, ¿sabíais que la soledad puede llegar a definirse como una enfermedad?

Pero para entender algo mejor este concepto, debemos de diferenciar entre aislarse de la sociedad y sentirse solo.
La primera de ellas la lleva a cabo la propia persona por su voluntad, ya sea porque quiere alejarse de los problemas que le produce vivir en sociedad, o quiere eliminar las distracciones de todo este mundo. Los monjes budistas son un buen ejemplo, se aíslan para alcanzar un grado de concentración mayor a través de la meditación, técnica muy utilizada en el mundo oriental. Otro ejemplo son los ermitaños, que se trasladan solos a lugares deshabitados, para dedicar su vida a la oración y al sacrificio.

En cambio, sentirse solo es algo más preocupante. La persona que experimenta este sentimiento puede estar rodeada de gente: familia, amigos, compañeros, pareja… Y sin embargo seguir sintiendo esta sensación. Digo que es preocupante porque puede llegar a ser incluso más peligroso que sentirse solo físicamente hablando, sin la compañía de nadie a tu alrededor. Una de sus principales características es sentir que necesitan estar acompañados para realizar casi cualquier actividad y se sienten ansiosos e impotentes  cuando pasan mucho tiempo sin compañía. Quienes la sienten, poseen un mayor riesgo de sufrir cualquier clase de enfermedad que quienes están solos de verdad, pero no consideran que la soledad sea algo negativo.

Aún así, estas personas han aprendido a “disfrutar” su soledad, y hay quienes piensan que hasta puede tener ventajas. Por ejemplo, al ser capaces de sentir alegría en el estado de soledad, podrán tener más momentos de paz con ellos mismos; o, si viven solos por convicción, sin haberlo decidido y logran ser felices, serán gente sana, libres e independientes.

Por lo tanto, y como hemos visto, el hecho de que alguien quiera sentirse solo, no tiene que ser negativo como todo el mundo lo entiende, ya que puede ser por voluntad propia. Pero, y volviendo al principio, sí que debemos de cuidar nuestras relaciones con las personas, puesto que, a no ser que seas un monje budista ¿a nadie le gusta estar solo, no?

Clara Pazos Vilar 1ºA

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